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COMERCIO

Comisión Permanente

Of. Administrativa: Piso P01 Oficina 107

Jefe SRA. SARA GABRIELA M

Martes 14.00hs

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PROYECTO DE LEY

Expediente: 2207-D-2007

Sumario: BOLSAS Y CONTENEDORES NO BIODEGRADABLES: PROHIBIR SU ENTREGA EN HIPERMERCADOS Y SUPERMERCADOS A PARTIR DEL 1 DE ENERO DE 2013.

Fecha: 14/05/2007

Publicado en: Trámite Parlamentario N° 49

Proyecto
Artículo 1º: A partir del 1º de enero de 2013, quedará prohibida la entrega al público de bolsas y contenedores no biodegradables que los hipermercados, supermercados y cadenas de comercios entregan al público, para la contención y transporte de las mercaderías adquiridas en sus locales.
Artículo 2º: Hasta esa fecha y para salvaguardar los objetivos de la norma, cada comercio deberá reducir, en un 20% anual mínimo, la cantidad de bolsas o contenedores no biodegradables que los clientes retiren de sus establecimientos, sustituyéndolas adecuadamente por otras biodegradables.
Artículo 3º: Se exceptúa de la presente prohibición a aquellas bolsas destinadas exclusivamente a contener:
a) Pescados o sub-productos de pescado, carne vacuna o de aves y sus derivados.
b) En el caso de que no estuvieran empaquetados, también se excluyen a las frutas y vegetales,
c) Los lácteos, el hielo y las comidas elaboradas (frías o calientes).
Artículo 4º: Simultáneamente, se establece un gravamen de ARS 0,25 por cada bolsa o contenedor no biodegradable que los compradores retiren de los establecimientos mencionados en el artículo 1º de la presente. Se excluye de este gravamen a las bolsas del artículo 3º, así como a las bolsas reusables de plástico de alta densidad y a aquellas adquiridas en barcos, aeronaves y en las zonas libres de impuestos (Duty Free Shops).
Artículo 5º: Queda expresamente prohibida la entrega de bolsas y contenedores no biodegradables sin la percepción del impuesto del artículo 4º, con las excepciones del artículo 3º.
Artículo 6º: Los establecimientos mencionados en el artículo 1º de la presente norma serán las encargadas de recaudar y liquidar mensualmente a la autoridad de aplicación los montos producto del gravamen establecido en el artículo 4º.
Artículo 7º: La Autoridad de Aplicación implementará, en un plazo que no podrá superar el término de nueve (9) meses a partir de la promulgación de la presente, el programa de control y reemplazo de bolsas y envases de plástico no biodegradables que consistirá, a saber en:
a) Verificación del reemplazo gradual de las bolsas de plástico no biodegradable que se entregan a los clientes para contener mercaderías, materiales o productos que se comercializan en los establecimientos mencionados en el artículo 1º.
b) Verificación de la correcta percepción y liquidación del gravamen impuesto por el artículo 4º. Los inspectores de la autoridad de aplicación estarán facultados a realizar comprobaciones in-situ, requerir a los comercios la información que estimen conducente y realizar auditorias con el objeto de verificar el cumplimiento de esta normativa.
c) Realizar campañas de difusión y concientización, en las escuelas, municipios y a través de los medios masivos de comunicación, acerca del uso racional del material no biodegradable.
d) Invitar al resto de las empresas relacionadas con la comercialización de productos masivos en general a adecuarse a las normativas de desarrollo sustentable.
e) Informar y capacitar a los destinatarios de esta ley para un mejor desempeño, procurando su máxima colaboración e instruyéndolos sobre las posibles alternativas de sustitución de materiales contaminantes. Los programas de información serán gratuitos.
Artículo 8º: En caso de incumplimiento, previa verificación e intimación fehaciente de la obligación de regularizar la situación, la autoridad de aplicación deberá aplicar las siguientes sanciones:
1) Apercibimiento, en el caso del primer incumplimiento de algunas de las obligaciones establecidas en la presente.
2) Multa, si la empresa reincidiera. En ese caso, se la sancionará con un importe igual al 15% de la recaudación diaria promedio y se elevará hasta un máximo del 30% en caso de reiterarse el incumplimiento de la norma.
3) Clausura o inhabilitación que podrá ser de uno (1) a quince (15) días cuando no obstante las dos sanciones anteriores se reincida.
Artículo 9º: Los fondos recaudados en concepto de impuestos a las bolsas no biodegradables y las multas se depositarán en una cuenta especial, la que se utilizará exclusivamente para solventar las campañas de difusión y aquellas erogaciones vinculadas directamente al cumplimiento de lo prescripto en la presente ley.
Artículo 10º: La Autoridad de Aplicación deberá llevar un Registro de los comercios infractores con el objeto de ejercer el control y el seguimiento del Programa de Sustitución establecido. Asimismo, dicha autoridad podrá delegar en los Municipios, las facultades otorgadas en la presente, debiendo proveer los medios técnicos y económicos necesarios para su fiel cumplimiento.
Artículo 11º: La presente ley se reglamentará dentro de los noventa (90) días posteriores a su promulgación.
Artículo 10º: Comuníquese al Poder Ejecutivo.

FUNDAMENTOS

Proyecto
Señor presidente:


Las bolsas plásticas están por doquier, miles y miles de millones de ellas se encuentran colonizando nuestra tierra, nuestros drenajes, ríos y mares. Cuando todos estemos muertos, ellas seguirán ahí todavía, ya que tienen la capacidad de durar por siempre.
Las bolsas plásticas son fácilmente llevadas por el viento. Se cuelgan de los arbustos y los cercos, flotan en los ríos, obstruyen los desagües, provocan la muerte de animales y contaminan visualmente cualquier paisaje. En lugares como África del Sur, las bolsas plásticas son tan comunes que las llaman la "flor nacional".
Los plásticos que utilizamos hoy día tienen su origen en un desarrollo de Alexander Parkes, quien los introdujo por primera vez en 1862, en la Gran Exhibición Internacional de Londres, Inglaterra. El material de Parkes era un derivado orgánico de la celulosa que podía ser moldeado calentándolo y que mantenía su forma una vez enfriado.
Pero no fue sino hasta 1909 que la palabra "plástico" se acuñó. Leo H. Beekeland usó el término para describir una nueva clase de materiales que incluían la baquelita, una sustancia creada a partir del alquitrán. Los plásticos se hicieron verdaderamente populares al finalizar la Primera Guerra Mundial, cuando el petróleo, una sustancia más fácil de procesar que el alquitrán, se convirtió en un recurso al alcance. El petróleo y el gas son los elementos básicos para la elaboración de plásticos.
Los plásticos están compuestos de polímeros con grandes moléculas, en unidades que se repiten, denominadas monómeros. En el caso de las bolsas plásticas, las unidades que se repiten son el etileno o eteno. Cuando las moléculas de etileno se polimerizan para formar polietileno, conforman largas cadenas de átomos de carbón.
Muchos tipos de polietileno se pueden obtener a partir del etileno. Las bolsas plásticas se producen con alguno de los tres tipos básicos: polietileno de alta densidad (HDPE), de baja densidad (LDPE) o de baja densidad lineal (LLDPE). Las bolsas que habitualmente se distribuyen en los supermercados son LLDPE o bien HDPE. La mayor diferencia entre ambas es el grado de unión de la cadena de polímeros. En las LDPE las cadenas están más ramificadas. Esta unión determina una cantidad de propiedades físicas de las bolsas, incluyendo su resistencia a la tracción y cristalinidad y por lo tanto a su utilización. También existen diferencias en cuanto al modo de la polimerización.
Según vimos, el Polietileno de baja densidad se obtiene a partir del etileno (monómero) y su densidad es 0,930 gr/cm3. Según hayan sido las condiciones de presión y temperatura del etileno y la cantidad de monómero utilizado, la cadena y peso molecular del polietileno obtenido será de mayor o menor longitud. El polietileno es sólido, incoloro, de translúcido a opaco, inodoro e insípido, no es tóxico, es muy oxidable durante el procesado, es moldeable con todas las técnicas aptas para los termoplásticos: extrusión, inyección, soplado, vacío, estirado, calandrado, compresión, etc. y coloreado con facilidad. Sus filmes y hojas son permeables a varios gases (dióxido de carbono, oxígeno, etc.).
En nuestro país su estructura de consumo, según la Cámara Argentina de la Industria Plástica, es la siguiente:
Películas (bolsas, envases p/leche, etc.) 65,5%
Moldeo por soplado (bidones, botellas, etc.) 15,0%
Moldeo por inyección (juguetes, menaje, envases para laboratorios, etc.) 16,5%
Otros 3,0%
Las bolsas plásticas han contribuido eficazmente a facilitar nuestra vida diaria pero, lamentablemente, el problema se presenta al momento de tratar de disponer de ellas.
La esperanza de vida de una bolsa plástica no se conoce en forma precisa. El polietileno fue inventado en la década del treinta y no se expandió a la industria de los supermercados hasta los setenta. Las estimaciones sobre su durabilidad oscilan entre 100 años, hasta la más reciente declaración del supermercado irlandés Musgrave de "un millón de años". No obstante, estimaciones actuales indican que cada año los británicos utilizan miles de millones de bolsas y, que los dos mil millones de bolsas utilizadas en la China cada día, quedarán en el suelo mucho después de que sus usuarios hayan desaparecido de la faz de la tierra.
Los consumidores han tomado conciencia sobre esto vagamente, en un nivel emocional, que se manifiesta bajo la forma de lo que podríamos llamar "bolsa-culpa": ese sentimiento enfermo que se tiene cuando, al abrir un placard en la cocina, se es golpeado por una avalancha de polietileno en, y utilizando la terminología ambiental, donde más duele; la estética. El término "polución blanca" ha sido acuñado en China para referirse a las matas de polietileno que ruedan por las calles. En Sudáfrica, la cantidad de bolsas en las calles es tal que los residentes dicen que frecuentemente parece que hubiera nevado. En algunos pocos países, algunos comerciantes han respondido a la montaña de bolsas vendiendo bolsas re-usables, haciendo que el personal consultara al cliente sobre la necesidad de llevar las bolsas plásticas ó, bien ofreciendo dinero para caridad por cada bolsa re-utilizada. El impuesto a las bolsas plásticas fijado por el gobierno Irlandés, de 9 peniques por bolsa, ha reducido su uso en un 90%. Sin embargo, esas bolsas todavía pueden tener un mejor fin.
Otra solución propuesta es la adopción de otro tipo de bolsas plásticas, las degradables.
Se entiende por plásticos degradables aquellos polímeros, que después de usados se descomponen bajo "condiciones normales" en un período relativamente breve, "desapareciendo" como material visible. Son plásticos que en su cadena de polímeros contienen componentes que pueden desencadenar una reacción de descomposición biológica o fotoquímica, que destruye la estructura encadenada de los polímeros. La pieza plástica primero se torna frágil, desintegrándose mecánicamente en pequeños pedazos. A medida que avanza el proceso de degradación el material se va desintegrando en partículas cada vez más pequeñas, hasta convertirse en anhídrido carbónico y agua. Según el tipo de reacción de descomposición los plásticos degradables se dividen en dos categorías:
Biodegradables: las cadenas de polímeros se descomponen por acción de encimas liberadas por microorganismos (bacterias), degradándose completamente a anhídrido carbónico, agua y biomasa.
De degradación fotoquímica: por efecto de la luz solar (radiación ultravioleta) las cadenas de polímeros se degradan formando cadenas moleculares más cortas, que a su vez pueden continuar degradándose por acción de microorganismos (biodegradación) o fotoquímicamente.
Otro procedimiento para la degradación ha sido rellenar el esqueleto del polímero con una mezcla "madre" de almidón, también polímero pero natural y devorable. Pero la experiencia indica que estos plásticos no pueden
considerarse biodegradables en un tiempo razonable. Los plásticos con almidón tienen que ser más gruesos para lograr la misma resistencia, y paradójicamente la película acaba necesitando tanto polietileno como antes.
Las bolsas degradables de nueva tecnología irrumpen gracias a la presencia de un componente que permite su sana descomposición: un ión metálico que es inyectado a la mezcla de polietileno en el último momento. Las variaciones en su concentración son las que le permiten a los fabricantes determinar las expectativas de vida de la bolsa y, por lo tanto, su uso -como llevar las compras a la casa o cualquier otro -. Las bolsas comunes no se descomponen debido a que sus cadenas moleculares son complejas e irrompibles.
Esta tecnología es conocida desde los setenta, pero no había sido demandada hasta el presente. No es un producto mágico. Hay otras tecnologías funcionales más antiguas basadas en almidón de maíz (Poliactide), pero presentan algunas desventajas. Nunca desaparecen completamente, aunque disminuyen hasta un nivel que es imperceptible para el ojo humano. El plástico de almidón de maíz es más débil y hay dificultades en hacerlo transparente. Además, su producción presenta un costo varias veces mayor que el plástico común.
Esta nueva tecnología, por contraste, reduce el peso molecular del plástico de 300.000 a 4.000, punto donde puede ser consumido por microorganismos. Es degradable más que biodegradable porque no depende de la acción catalítica de organismos vivos para su descomposición.
De todos modos, no podemos dejar de observar que si bien la vida útil de los productos que se presentan como totalmente degradables puede ser "programada" durante su fabricación, en general, incluye un margen flexible. Es decir que varios factores pueden acelerar la degradación, tales como luz solar, calor y stress (estiramiento y roturas), igualmente el proceso de degradación podrá ser considerablemente atrasado mediante enfriamiento o congelamiento. Es decir que son necesarias condiciones de almacenamiento apropiadas, aunque no especiales según los fabricantes, y rotación del stock.
Como es más el plástico que se tira que el que se recicla, lo lógico sería fomentar el uso de plásticos degradables. Pero varios estudios indican que el plástico en los rellenos sanitarios ocupa menos que el 5% del peso y el 12% del volumen de la masa, pero dada las
condiciones anaeróbicas en los rellenos existen muy pocas bacterias y los plásticos apenas se degradan. La lenta degradación del papel y de la materia orgánica se detiene a los 15 años, habiéndose descompuesto sólo el 25% de todo lo vertido. Por tanto, la bio o la fotodegradabilidad pierden sentido cuando se entierra la basura. Puede ser esta la razón por la que bastantes fabricantes de plásticos opinan que lo mejor es reciclarlos.
Concretamente entonces, las bolsas plásticas degradables no desaparecen de un día para el otro, sin dejar rastros. Requieren, como la basura en general, un manejo e instalaciones técnicamente adecuadas.
Así como los plásticos tradicionales, los plásticos totalmente degradables deben ser reciclados después de ser utilizados, descartados y recolectados. Durante el reciclado, el proceso de degradación de esos plásticos es interrumpido y los nuevos productos fabricados tendrán un comportamiento idéntico a los convencionales. Si se desea que los nuevos plásticos fabricados a partir del material reciclado también sean totalmente degradables, será necesaria una nueva incorporación de aditivo pro-degradación en el proceso de fabricación.
Sin embargo, el principio del reciclado requiere un examen más profundo. El reciclado funciona bien con vidrio y aluminio, entre otros materiales. Con los plásticos es un poco diferente. A menudo podemos encontrar hasta 3 tipos de plásticos en una botella plástica de refresco común. La tapa, el cuerpo y el rótulo, los cuales están fabricados por diferentes tipos de plástico, que no pueden ser reciclados juntos. Esperar que el consumidor separe cada tipo, es irreal. El espectro de los diferentes tipos de plásticos es tan vasto, que para aplicar el mismo proceso de recolección utilizado para botellas, aluminio y otros materiales, tendrían que existir recolectores diferentes, alineados, para depósito de los diferentes tipos de plásticos.
Más del 90% de los plásticos post- consumo en Argentina nunca son reciclados. La pequeña parte que es reciclada pierde mucho de su resistencia y tiene que tener su espesor incrementado sustancialmente para compensar esta deficiencia y poseer las mismas características de un plástico fabricado con materia prima virgen. La naturaleza funcional de un plástico reciclado es tan pobre que su uso muchas veces es limitado a bolsas muy gruesos para basura. También, estos plásticos reciclados con material plástico post-consumo pueden contener olores y su uso esta prohibido para contacto con alimentos. Estas características eliminan la posibilidad de consumo de plásticos reciclados en más del 50% de las aplicaciones.
El consumo de energía para el reciclado de plásticos es significativo. Como consecuencia de la necesidad de tener mayor espesor, por ejemplo el doble, el producto final reciclado será dos veces más pesado, consumiendo más combustible para el transporte, aumentando las emisiones de gases en la atmósfera.
Por lo tanto, necesitando utilizar más material reciclado para fabricar el mismo producto, se utiliza mucha más energía para producir algo que solamente podrá ser utilizado en poquísimas aplicaciones. El reciclado no auxilia como una solución ambientalmente justificable.
Actualmente, algunos países han realizado esfuerzos para reducir su uso.
En Irlanda, como se ha dicho, los clientes de las tiendas deben pagar un impuesto por cada bolsa plástica que retiran del establecimiento. Como resultado, se ha obtenido una reducción muy significativa de su uso, 90% según la cadena BBC (www.worldwatch.org/pubs/goodstuff/plasticbags). De acuerdo con Retail Ireland, una asociación de comercio, cada persona utilizaba un promedio de 330 bolsas por año antes del impuesto. Actualmente el consumo a descendido a 20. En un principio (2002) el impuesto era de 0,13 EUROS y actualmente es de 0,19 EUROS. Los clientes hoy compran bolsas de mejor calidad, reusables o usan bolsas de papel que los comercios distribuyen gratuitamente. El dinero recaudado se utiliza para solventar proyectos medioambientales.
En Taiwán, se ha prohibido la provisión gratuita de bolsas plásticas por parte de las tiendas. Existen sanciones severas para el incumplimiento, incluyendo multas de hasta U$S 8.600 para los comercios. En principio, la medida provocó protestas por parte de los trabajadores plásticos y el gobierno ayudó a los desplazados a encontrar otras tareas. La medida aún no se aplica a comerciantes de ferias y vendedores ambulantes.
En Australia, un informe de Diciembre 2002 (Plastic Shopping Bags -Analysis of Levies and Enviromental Impacts, Nolan ITU) señaló que "Las bolsas plásticas comunes (livianas) de compras son absolutamente adecuadas para su uso, son económicas, livianas, un recurso eficiente, funcionales, resistentes a la humedad y permiten su rápido llenado en las cajas de los supermercados.
La producción de aproximadamente 6.9 mil millones de estas bolsas plásticas consumen aproximadamente 36.850 toneladas de plástico, es decir el 2% de la producción anual total australiana...No obstante su impacto ecológico y los riesgos que causan son considerables y por lo tanto es necesario su control junto con el del resto de la basura."
El 2 de octubre de 2003, El Consejo de Protección Ambiental (EPHC) de Australia informó que, como parte de su campaña nacional para controlar la basura, había consensuado con las cámaras que reúnen a los supermercados y las grandes tiendas del país una reducción de la entrega de bolsas plásticas livianas del 25% para el 31 de diciembre de 2004 y una meta de reducción del 50% para el 31 de diciembre de 2005. Se concertó con las empresas comerciales una línea de auditoria para asegurar la obtención de la reducción pactada. El informe de diciembre de 2005 señala que a esa fecha se obtuvo una reducción efectiva del 44%.
En África del Sur, se prohibió el uso de bolsas plásticas delgadas. Las sanciones por incumplimiento llegan a los 10 años de prisión o multas de hasta U$S 13.800 para las tiendas que usan bolsas plásticas delgadas. Actualmente, los clientes pagan por bolsas plásticas más resistentes que pueden reutilizarse. Hay menos basura, sin embargo hay preocupación porque se han prohibido sólo las bolsas plásticas delgadas, por lo que todavía hay basura de bolsas más gruesas.
En ciertos estados de la India, como Goa, Kerala, Himachal Pradesh y Maharstha, se prohibió la producción, almacenamiento, uso, venta y distribución de bolsas de polietileno. Existen multas pecuniarias por el incumplimiento, pero los resultados no han sido muy buenos por falta de controles.
En los E.E.U.U., los distintos estados han mantenido posiciones diferentes al respecto, si bien es un tema de permanente debate. La posición más radical ha sido la de la ciudad de San Francisco, en California. Esta ciudad es en realidad un caso especial. Mientras que en el resto de Estados Unidos se distribuyen nueve bolsas plásticas por cada una de papel, en ella la relación era de tres a una. Desde hace mucho existe una mayor preocupación por el medio ambiente.
Oportunamente, se debatió con intensidad la norma (Resolución Nº 007-04-COE), del 25 de enero de 2005, que impuso un impuesto de U$S 0,17 a cada bolsa provista por las tiendas a sus compradores. La ordenanza obligaba a los comercios a enviar los montos recaudados por este concepto al Tesoro de la ciudad, para ser utilizados por el Departamento Ambiental en programas relativos a su área de incumbencia. El Consejo de la ciudad se reservaba hasta un 50% de lo recaudado para proveer de bolsas reusables a las personas de menores recursos. Con el objeto de mantener un efectivo control, los supermercados y grandes tiendas debían enviar al Consejo un informe anual.
A fines marzo de 2007, finalmente, se decidió la prohibición bolsas plásticas no degradables tras la aprobación de una ordenanza ampliamente apoyada por las autoridades. El consejo municipal de la ciudad que tiene cerca de 800.000 habitantes, adoptó en primera instancia un texto de ordenanza que prohíbe a las cadenas de supermercados y farmacias proveer a sus clientes bolsas plásticas para sus compras. Para los supermercados tendría vigencia a partir de diciembre de 2007 y para las farmacias, a partir de abril de 2008. Falta aún su reglamentación.
Nunca pudo confirmarse fehacientemente el nivel de reducción alcanzado a partir de la implementación del sistema. La ciudad se había comprometido, en llevar a cabo una experiencia piloto conjunta con una empresa recolectora de residuos (Norcal) para la recolección y reciclado de las bolsas plásticas.
Estudios posteriores demostraron que este proceso resultaría muy oneroso para los habitantes de la ciudad, especialmente cuando hay otras alternativas.
Otra circunstancia que decidió a las autoridades de San Francisco a abandonar el sistema original y cambiarlo por la actual prohibición fue la aprobación de la iniciativa AB2449 (Plastic Bag Litter and Waste Reduction Bill, agosto 2006) que impide a las ciudades cargar ningún impuesto sobre las bolsas e inhibe a sus organismos de control para requerir a los comercios sobre la cantidad de bolsas que utilizan. Eso indudablemente impedía optimizar los resultados del viejo sistema, a futuro.
En Singapur, se inició en 2005 una campaña para fomentar el uso por parte de los compradores de bolsas reusables, en lugar de las bolsas plásticas livianas habituales. Esta campaña se basa en la educación tanto de los compradores como de los cajeros de los grandes supermercados. Materiales educativos, y stands de información fueron desplegados en 686 puntos de venta, en las grandes cadenas que se comprometieron con el esfuerzo oficial (Carrefour, Giant, Ikea, NTUC Fair Price, Sheng Sion, etc.). Las empresas ofrecieron bolsas reusables a precio promocional e instaron a los compradores a llevar sus propias bolsas.
En Francia, los expertos aseguran que las bolsas plásticas causan cerca de 8.000 toneladas de basura y un gasto superior a los U$S 2.000.000 anuales, sólo en la ciudad de París. Fue la isla francesa de Córcega la primera en tomar medidas contra su uso, prohibiéndolas en 1999. En 2010, las bolsas plásticas descartables tipo camiseta estarán prohibidas en toda Francia. Muchos establecimientos franceses han dejado de utilizarlas lo que se tradujo en una disminución dramática de unidades. Hace ocho años se utilizaron en Francia cerca de 17 millones de estas bolsas, contra solo 6 millones de 2006 (World Wildlife Fund France). Actualmente, las bolsas degradables se importan de China y el gobierno francés ha dispuesto una ayuda económica para que los fabricantes locales se reconviertan y puedan producirlas localmente.
Los detractores de la medida creen que la verdadera motivación detrás de la norma es la promoción de los productos agropecuarios del país y no el cuidado del ambiente. En efecto, la nueva Acta Francesa de Agricultura, de enero de 2006, alienta específicamente la producción de papas y otros vegetales que pueden ser utilizados en la producción de plásticos degradables o transformados en energía. En ese sentido se estima que la producción de papas podría aumentarse de ese modo en un 50%. Se destaca que en realidad el Gobierno francés ha decretado la prohibición nacional para un solo tipo de bolsas plásticas no degradables que representan el 15% de las bolsas plásticas que se utilizan en el país y sólo un 0,26% del total de basura domiciliaria. A pesar de los distintos enfoques, no hay duda de que las bolsas plásticas de uso cotidiano son un verdadero problema. No obstante es útil considerar algunos aspectos de sus posibles reemplazos. Es común escuchar que lo mejor es reemplazarlos por bolsas de papel. Posiblemente. Pero no debemos olvidar que: Las bolsas de papel también contaminan.
De hecho se afirma que contaminan el agua 50 veces más que las de plástico. "Las bolsas de papel requieren la tala de árboles. Dos mil bolsas de plástico pesan 13,5 kilogramos, 2.000 bolsas de papel pesan 128 kilogramos y ocupan una cantidad mucho mayor de espacio. Se requiere un 91% menos de gasto de energía para reciclar una libra de plástico que una de papel. Se requiere cuatro veces más energía para fabricar una bolsa de papel que una de plástico (594BTU contra 2511 BTU, utilizando la medida inglesa de energía). Estudios recientes demostrarían que el papel no se degrada con la suficiente velocidad en los basurales." (EPA, US. Protection Enviromental Agency).
Las campañas de educación son fundamentales porque hay mucho que los consumidores podemos hacer: 1) Nunca solicitar más bolsas plásticas al cajero de las verdaderamente necesarias. 2) Mejor aún, comprar bolsas reusables y llevarlas en cada salida de compras. 3) No aceptar bolsas plásticas cuando se compran dos o tres productos. 4) No aceptar bolsas plásticas cuando lo que se compra tiene manijas para su acarreo. 5) Cuando se utiliza la bolsa para disponer residuos, procurar llenarla hasta el tope. 6) No tirar bolsas plásticas como basura, dentro de otra bolsa plástica. 7) Informar y alentar a que otros miembros de la familia o amigos hagan lo mismo. Podemos ver la utilidad de las campañas de concientización por ejemplo, si consideramos a la ciudad de Nueva York, en donde el consumo de una sola bolsa menos por persona a lo largo de un año reduciría la basura en 2,5 millones de kilogramos y se ahorrarían U$S 250.000 en gastos para su control.
En nuestro país, hay algunos ejemplos de legislación referida a las bolsas plásticas, tal la iniciativa de ordenanza 8227/05 del Municipio de Comodoro Rivadavia, a partir de la cual, paulatinamente desde que entró en vigencia, los comercios fueron sustituyendo las bolsas de polietileno en las que normalmente entregaban sus mercaderías y productos. Se realizan inspecciones y los comercios deben disponer de envoltorios "ecológicos" con opciones tales como tela o material biodegradable.
Más recientemente, una ordenanza similar se aprobó en la localidad de El Bolsón, en Río Negro.
Tenemos, entonces, tres posibilidades a considerar. La prohibición total, el impuesto a las bolsas y una suerte de concertación entre el Estado y las grandes cadenas comerciales. Estas últimas dos alternativas requieren, de manera insoslayable, campañas de concientización para informar a los consumidores acerca de la impostergable necesidad de respetar el medio ambiente.
En nuestro concepto, debe descartarse, al menos momentáneamente, la prohibición total de las bolsas plásticas ya que para hacer de esa prohibición una norma nacional creemos que se requiere tratar el tema en una forma integral y vincularlo a un plan nacional de tratamiento de residuos, con recursos técnicos y financieros de los que aún no disponemos.
Analizando la experiencia Irlandesa de "imposición", vemos que el Ministerio de Medio Ambiente de ese país puso el énfasis no en generar recaudación sino en cambiar los hábitos de los consumidores. El objetivo fue obtener una reducción significativa en el uso de las bolsas plásticas de supermercado con la subsecuente reducción de su cantidad en los basurales.
Hubo, por cierto, una breve oposición por parte de la industria plástica local que considero que este impuesto era legal sólo si se aplicaba sobre todos los productos, independientemente de su origen. Un impuesto a todo tipo de bolsas era legalmente admisible en Irlanda. No obstante esta posición fue descartada por el Gobierno, atendiendo a los objetivos de la norma, así es que en marzo de 2002 el impuesto fue finalmente sancionado.
La norma (Waste Management, Environmental Levy, Plastic Bag) detalla que el impuesto se aplica a todas las bolsas plásticas excepto a aquellas utilizadas exclusivamente para contener: pescados o sub-productos de pescado, carne vacuna o de aves y sus derivados. Y, en el caso de que no estuvieran empaquetados, también excluye a las frutas y vegetales, lácteos, hielo y comidas elaboradas (frías o calientes). Esta norma también especifica el tamaño máximo de las bolsas (225mmx345mmx450mm). También quedan desafectadas del impuesto las bolsas plásticas reusables cuyo valor de venta supere los EUR 0,70 cada una y aquellas bolsas plásticas adquiridas en barcos y aeronaves, así como las de las zonas libres de impuestos (Duty Free Shops).
La responsabilidad de colectar el impuesto recayó sobre la Office of the Revenue Commissioners de Irlanda. Los costos iniciales de la introducción del impuesto, incluyendo las campañas de concientización para el público rondaron los EUR 1.56 millones, a Diciembre de 2002. El dinero colectado se usó para solventar estos costos. En 2005, los costos anuales de aplicación fueron de EUR 350.000.
Las autoridades exigieron que el impuesto fuera efectivamente cobrado a los compradores. Para ello, los inspectores estaban autorizados a realizar investigaciones y solicitar a los comercios toda la información que consideraran pertinente con el objeto de verificar el cumplimiento de esta premisa.
Algunas grandes cadenas consideraron que los cambios a introducir en sus programas contables eran costosos y por lo tanto directamente comenzaron a entregar exclusivamente bolsas de papel.
En 2003, el impuesto sumó EUR 12.7 millones y se esperaba que con el tiempo fuera decreciendo. En un principio se fiscalizaron 6635 locales de venta al público y se les exigió que enviaran una rendición de las sumas colectadas. La mayor parte lo hizo y al resto se les realizó una estimación. El nivel de adhesión de las grandes tiendas y cadenas de supermercados fue del 100%. Algunos comercios fueron sancionados pecuniariamente por el incumplimiento de la norma.
En 2003 el organismo encargado (Waste Managment, Environment Fund, Prescribed Payments) habilitó a que los fondos recaudados se gastaran en: a) Protección del medio ambiente y/o desarrollos sustentables. b) Iniciativas para la prevención, reducción, recupero y reciclaje o reuso de basura. c) Organizar encuentros con organizaciones nacionales e internacionales dedicadas a la protección del medio ambiente o el desarrollo sustentable.
Como resultado de esta iniciativa, el informe de AEA Technology (2005) señala que, como consecuencia del impuesto a las bolsas plásticas, el consumo de bolsas de papel se ha incrementado. No obstante, el público sigue prefiriendo las bolsas plásticas. También ha aumentado el consumo de bolsas plásticas reusables (+75%) y de las bolsas de tela, que también se encuentran a disposición de los compradores.
Lo más importante es que a pesar de todos los inconvenientes iniciales y las preferencias del público, el consumo de bolsas plásticas ha descendido en forma dramática. Una estimación de los organismos oficiales ubica la reducción en un 92.93%. Se destaca que la pérdida de empleos no fue significativa porque, entre otras cosas, el 79% de las bolsas plásticas para consumo eran importadas. Ante el éxito de la medida, se analiza actualmente la posibilidad de crear impuestos "disuasivos" para la comida envuelta el polietileno y goma de mascar.
La experiencia australiana, es más bien un sistema de acuerdos entre el Estado y los comercios.
En Australia, la responsabilidad por el cuidado del medio ambiente se halla compartida entre las autoridades de la Comunidad Británica de Naciones (Commonwealth) y las autoridades nacionales y estatales. El instrumento primordial acerca del impacto ambiental de los elementos para empaque es la Convenio Nacional Sobre Packaging, que recurre a un arreglo regulatorio voluntario entre el gobierno y las empresas clave del sector comercial. El cumplimiento de este convenio es supervisado por un Consejo especial (Environment Protection and Heritage Council), integrado por el gobierno nacional y los estados.
Como consecuencia de la preocupación por los factores ambientales, en Diciembre de 2002 el Consejo acordó una serie de medidas respecto de las bolsas plásticas. Se incluía la adopción, en abril de 2003, de un Código Nacional para la Práctica y Disposición de las Bolsas Plásticas para Compras, con el objetivo de reducir el uso y facilitar su reciclado. Los ministros del Consejo establecieron las siguientes metas: a) 50% de reducción en el número de bolsas de polietileno de alta densidad. b) 50% de reciclado para esas bolsas. c) 90% de participación de las grandes cadenas comerciales y 25% de participación de los pequeños comercios.
El Código fue redactado por las cámaras comerciales y el Consejo lo ratificó, dejando en claro que de no obtenerse los resultados deseados se recurriría a normas de cumplimiento obligatorio. También se aprobó una sugerencia acerca de la posibilidad futura de aplicar un impuesto a las bolsas plásticas. Del mismo modo, el Consejo manifestó su adhesión al reemplazo definitivo de las bolsas livianas de polietileno.
El Código mencionado tiene vigencia en Australia desde octubre de 2003 y originalmente se estableció hasta diciembre de 2005. Los objetivos eran: a) 25% de reducción de las bolsas para finales de 2004. b) 50% de reducción para diciembre de 2005. Un incremento del 15% del reciclado en los propios establecimientos comerciales, para llegar a un incremento del 30% a fines de 2005. c) La introducción de bolsas de plástico reciclado. d) Asegurar la existencia de bolsas de uso múltiple en los comercios.
Este Código divide a los comercios en dos grupos, supermercados y pequeños comercios.
El primer grupo incluye tanto a las grandes cadenas como a los supermercados pequeños. Entre ellos acumulan el 50% del total de bolsas utilizadas. Se fijó un como objetivo una adhesión al Código del 90% de las empresas del sector. El segundo grupo incluye a todos los restantes comercios que utilizan las bolsas de polietileno. No se requiere de ellos que adhieran al código pero se les recomienda que, en lo posible, adopten las conductas establecidas en la norma.
Como elemento indispensable, la normativa fue apoyada por intensas campañas nacionales de concientización, desarrolladas en conjunto por las cámaras comerciales, el Estado Nacional y los Estados Provinciales. La mayor parte de la financiación de las campañas estuvo a cargo de las cámaras empresariales.
Estas campañas animaban a los usuarios a rechazar, no utilizar, reducir el uso y sustituir las bolsas plásticas, a la vez que resaltaban la necesidad de cuidar el medio ambiente. Los alumnos de los colegios fueron también destinatarios de estas campañas.
No existe en Australia una recolección sistemática de resultados de la aplicación del Código. En realidad, éstos se obtienen de informes de los propios comercios. Se destaca que los resultados de la puesta en vigencia de esta norma ética no han sido convenientemente evaluados desde el punto de vista de la producción de residuos, consumo de energía no-renovable o cantidad de sólidos. Tampoco se conoce bien cuál ha sido el incremento en la utilización de bolsas de papel.
Un trabajo encomendado en 2004 a Nolan Itu por el Departamento Ambiental del Commonwealth, publicado en marzo de 2005, es considerado bastante más objetivo que los informes presentados por las cámaras comerciales. Este estudio estima que la reducción ha sido de aproximadamente un 20,4% en el consumo de las bolsas plásticas livianas entre 2002 y 2004. Considerando el total de las bolsas de polietileno, la reducción ha sido del 19,4%, para el mismo período. Señala asimismo que mientras en los supermercados la baja fue del 25%, en el resto de los comercios representó sólo un 10%. En el análisis de los resultados, se establece que además de la cooperación de los comercios, la baja obedece a una mayor conciencia por parte de los compradores y la existencia de una cantidad y variedad importantes de bolsas reusables.Otro estudio (Planet Ark Study) analiza especialmente la incidencia de las iniciativas del Código en los pequeños comerciantes. Destaca que el 47% de los comerciantes consultados no estaba al tanto de los contenidos y recomendaciones del código, lo que demuestra una pobre comunicación, debida en parte a que estos comercios no integran ninguna de las cámaras representativas del sector. Del mismo modo, un 51% de los comerciantes señaló que no usaban las bolsas alternativas porque son más caras que las plásticas habituales. Un 43% aclaró que continuaba usándolas por su practicidad y un 46% por hábito. Finalmente, el estudio advierte sobre la necesidad de una campaña gubernamental específicamente dirigida al sector y sostenida en el tiempo, lo cual podría aumentar significativamente el uso de las bolsas alternativas.
Como vemos, existe una significativa diferencia entre lo afirmado por las cámaras de comerciantes (reducción del 50%) y lo señalado en los informes independientes (20,4%).
A partir del análisis de resultado de las distintas experiencias con algunos años de implementación y considerando las características culturales y socio-económicas de nuestro país consideramos que, en una primera etapa, podría adoptarse el sistema irlandés, sin perjuicio de fijar en la norma una reducción paulatina y obligatoria del uso de las bolsas de polipropileno de baja densidad para las grandes cadenas comerciales y supermercados.
Pensamos que un sistema como el aplicado en Irlanda, es decir sancionar con un impuesto al consumo innecesario de bolsas no biodegradables, tiene la enorme ventaja de proveer el financiamiento de las campañas de concientización que son, en realidad, las auténticas gestoras del necesario cambio de conducta. Estas campañas son la médula del sistema, sin ellas parte del público podría terminar aceptando el impuesto como uno más y nada cambiaría. Simultáneamente, la acción debe complementarse con la obligatoriedad de reducir, en forma gradual, la oferta de bolsas livianas de polipropileno por parte de los supermercados y grandes cadenas comerciales, reemplazándolas por bolsas biodegradables, que, en el caso de ser de papel deben ser recicladas, para evitar una mayor tala de árboles. Actitud que debe ser fiscalizada al igual que el efectivo cobro del impuesto y su posterior derivación al organismo competente.
Por lo anteriormente expuesto, solicito a mis pares la aprobación del presente proyecto de ley.
Proyecto
Firmantes
Firmante Distrito Bloque
BAIGORRI, GUILLERMO FRANCISCO SAN JUAN VIDA Y COMPROMISO
MARINO, ADRIANA DEL CARMEN SAN JUAN FRENTE PRODUCCION Y TRABAJO
Giro a comisiones en Diputados
Comisión
RECURSOS NATURALES Y CONSERVACION DEL AMBIENTE HUMANO (Primera Competencia)
COMERCIO
PRESUPUESTO Y HACIENDA