COMERCIO
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PROYECTO DE RESOLUCION
Expediente: 3092-D-2014
Sumario: EXPRESAR PREOCUPACION POR LA INFLACION IMPERANTE QUE PRODUCE UN AUMENTO CONSTANTE DE PRECIOS.
Fecha: 05/05/2014
Publicado en: Trámite Parlamentario N° 37
Expresar su extrema preocupación ante la
inflación imperante que produce un aumento constante de precios y atomiza los
presupuestos lo cual implica que las fórmulas de actualización no alcanzan a equiparar la
cuenta; generando así un estado de parálisis en la obra pública.
FUNDAMENTOS
Señor presidente:
Pasó decenas de veces en la historia de la
Argentina. Y en este 2014 de caída de la actividad con inflación, vuelve a pasar una vez
más. Los números de la obra pública se derriten con el paso caliente de la inflación. Los
aumentos de precios se comen los presupuestos; las fórmulas de actualización no
alcanzan a empardar la cuenta y las administraciones son remolonas a la hora de apurar
los números . Y como si fuera poco, el dinero no alcanza para mantener el ritmo. Sin
financiamiento, muchos proyectos sólo quedan en eso.
La obra pública ha entrado en un vertiginoso
momento de incertidumbre. Los grandes proyectos, anunciados una, dos y hasta ocho
veces, están paralizados. Los medianos se ralentizaron. Apenas los chicos se mantienen
con cierta inercia, producto de los pagos que tratan de mantener a flote muchas pymes
constructoras.
En los primeros dos meses del año, los datos
que compila el Gobierno muestran la caída. "El Indicador Sintético de la Actividad de la
Construcción (ISAC), en el mes de febrero de 2014 con respecto a igual mes del año
anterior, bajó 5,2% en términos desestacionalizados y 5,5% en la serie con
estacionalidad", reconoce el Indec en el informe difundido a fines de marzo. En febrero el
despacho de asfalto cayó 19% frente al mismo mes de2013. "Llovió casi todo febrero y
eso impacta en los despachos", explican cerca de YPF, principal proveedor de la materia
prima por excelencia del mundo vial. Los argumentos podrían refutarse con los datos de
un soleado enero: la caída fue de 6,9 por ciento.
De los fríos números que se desprenden del
presupuesto surge que la prioridad está en los subsidios: mientras que en 2006 por cada
peso de inversión había 1,5 en subsidios, en 2013 la cuenta terminó en 3,2 pesos a uno
de inversión. De ese monto, la obra pública es sólo una parte.
La relación entre subsidios y bienes de capital
es determinante a la hora de ver las prioridades presupuestarias de la gestión. Según
datos del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (Iaraf), la inversión real directa representó
desde 2006 entre el 5 y el 6% del gasto primario. Entonces, los subsidios eran el 8% de
esas erogaciones. Pero los tiempos y las urgencias cambiaron. El año pasado, en las
transferencias a las empresas privadas para sostener las tarifas se fueron 18 de cada 100
pesos que se giraron.
Sin embargo, Andrés Cambouleyrón,
ingeniero industrial y economista especialista en regulación económica, apunta otro gran
tema por considerar: "Más allá de tener en cuenta el monto total de la inversión, hay que
medir la eficiencia de esa erogación. Y, según lo que se puede ver en los principales
rubros de infraestructura, el gasto no es demasiado eficiente".
LA NACION habló con siete constructoras que
tienen contratos de obra pública y todas coinciden en dos cosas. La primera es no
expresar sus opiniones en voz alta. "La venganza del Gobierno puede ser letal para
nuestros balances maltrechos", explicó una de ellas. Con más o menos énfasis, ésta es la
postura de todas. La segunda coincidencia tiene que ver con las quejas: la inflación, la
demora en los pagos, la falta de dinero del Estado y la ausencia de financiamiento es un
cóctel explosivo. "A las pequeñas empresas, que trabajan más con los planes de vivienda
les están pagando. Allí hay mucha mano de obra comprometida y, además, no hay
espalda para aguantar la carga de la
inflación. Las grandes suelen usar las partidas que se debieran utilizar para amortizar
máquinas pesadas como dinero para pagar los gastos operativos. Es decir, pierden
capital", dice una constructora cuyo dueño suele encontrarse seguido con el ministro de
Planificación Federal, Julio De Vido.
A decir de Julio Crivelli, abogado experto en
obra pública y concesiones y cuyas palabras son a título personal y forman parte de la
opinión de la Cámara Argentina de la Construcción (Camarco), de la que es miembro, la
situación del sector se resume en la descripción de dos áreas -Vialidad Nacional y Plan
Federal de Viviendas-, que ocupan hoy la abrumadora mayoría del sector.
"En ambos sectores existen graves
distorsiones provocadas por los aumentos de costos. No hay que olvidar que los contratos
se pactan a valores existentes al momento de la oferta y se ejecutan a lo largo de dos o
tres años, según sus plazos con los costos de cada mes, que, por supuesto, varían. Para
absorber estos costos que varían existe un sistema llamado "redeterminación de
precios"", dice Crivelli.
El sistema, que tiene más de diez años y fue
aprobado en épocas de Roberto Lavagna como ministro de Economía, no está pensado
para crecimiento de costos como los actuales. "Funciona relativamente bien con una
inflación de un dígito", dicen en una constructora. La puesta en marcha de este
mecanismo provoca graves distorsiones en los precios que efectivamente se pagan en las
obras.
"Estas pérdidas se acumulan mes tras mes y
llegan a valores muy altos. Las obras por ahora siguen, algunas con ritmo problemático
porque los costos inherentes a la paralización de una obra son altísimos y por ahora
superan a las pérdidas que provoca
el sistema de redeterminación. Si sigue esta
tendencia, las obras irán disminuyendo su ritmo o paralizándose", agrega.
En la Cámara de la Construcción, el debate
sobre el impacto de la inflación en los negocios de las empresas asociadas es cada vez
más encendido. "El Gobierno se niega a dialogar sobre alguna solución", dice el dueño de
una empresa.
En la entidad dicen que el tema preocupa y
confirman que podría impactar en el nivel de empleo del sector. Pero aclaran que la
ejecución presupuestaria que se muestra en los números presupuestarios es buena. Sin
embargo, lo que mide la Cámara es lo que se devenga sobre lo autorizado. Pocos datos se
siguen de lo que se anuncia, la mayoría de las veces con conspicuos constructores
enfurecidos en aplausos a la hora de los anuncios.
"En los corredores viales, de aquel plan de
obras que se debiera realizar a cambio de mantener las rutas se ejecuta muy poco. De
alrededor de diez obras previstas, sólo se ponen en marcha dos", dice una de las
compañías que se dedica al peaje.
Hace pocos días, Facundo Moyano, secretario
general del Sindicato Único de Trabajadores de Peaje y Afines (Sutba), reconocía ante
este cronista la falta de obras en los corredores viales. "Hay muy poca obra en esas rutas.
Y así este esquema de peajes es insostenible", se sinceró.
Anuncios demorados
Además de algunos programas de vivienda,
que tienen financiamiento del Tesoro, hay otros programas que se mantienen activos. Uno
de ellos es Vialidad Nacional que goza de varios impuestos directos que se cobran a los
combustibles y que se derivan
directamente a las arcas del organismo. Hay
otros casos que también siguen con dinero disponible para obras, como algunas obras
energéticas que se presentan como logros del Estado, pero que se pagan con dinero de
los contribuyentes (sean consumidores industriales o domiciliarios).
La gran excepción es el transporte. "Para ese
sector hay dinero disponible", dijo una constructora que participa de la construcción de la
vía nueva que unirá Rosario con Buenos Aires. El ministro del Interior y Transporte,
Florencio Randazzo, ha logrado cierta autonomía presupuestaria a la hora de utilizar
fondos para mejorar los trenes. Y allí sí avanzan varios proyectos (como los cambios de
vías en varios ramales o gran cantidad de pasos bajo nivel).
Pero los grandes ausentes son los grandes
anuncios de inversión. Las obras energéticas, por caso, son las principales víctimas del
combo que significa la inflación de alrededor de 30% y la falta de financiamiento para
semejantes proyectos. El soterramiento del ramal Sarmiento, una obra adjudicada al
Consorcio Nuevo Sarmiento, una UTE formada por la italiana Ghella, las argentinas Iecsa y
Comsa, y la brasileña Odebrecht, está a la espera de que se resuelva finalmente el
financiamiento de la obra. "Por lo que se sabe, falta definir en qué jurisdicción van a
tramitar las controversias en caso de que hayan. Se está tratando de que sea un país
neutral de la región. Pero, por ahora, todo está parado", dijo una fuente cercana al
consorcio. La obra, que fue anunciada varias veces por la presidenta Cristina Kirchner,
será mayoritariamente financiada por el Banco Nacional de Desarrollo de Brasil.
Otra obra plurianunciada son las dos
centrales hidroeléctricas que se construirán en el cauce del río Santa Cruz. Las represas
Néstor Kirchner y Jorge Cepernic fueron
adjudicadas a un consorcio integrado por
Electroingeniería y la firma china Gezhouba. Sin embargo, aun el sistema de financiación
de la obra, que debía ser aportado por el ganador de la licitación, no terminó de cerrarse.
Nuevamente la visita del presidente de China, Xi Jinping, que llegará al país el próximo 19
de julio, es la carta de esperanza para conseguir US$ 4714 millones para construir las
represas y otros US$ 2099 para la mejora del ramal Belgrano Cargas.
Se podrían enumerar decenas de obras que
nunca arrancaron como, por ejemplo, Los Blancos, otra represa en Mendoza que está
paralizada, o la postergada Atucha, cuyas instalaciones fueron utilizadas en plena
campaña electoral de 2011 para que la Presidenta inaugure un circuito de serpentinas de
enfriamiento, pero que aún no se puso en marcha. El gasoducto del NOA, anunciado más
de diez veces, tampoco se inició jamás, así como tampoco decenas de autopistas que
jamás se construyeron como Pilar-Pergamino o Luján-Carlos Casares, por dar dos
ejemplos.
Así es la obra pública en la Argentina, que se
da el lujo de retrasar cuatro años el Centro Cultural del Bicentenario que se debió terminar
en 2010 y que aún está lleno de andamios.
Una parte del gasto que es variable de
ajuste
La historia traumática de las obras públicas
plurianuales ha sido una constante en la historia de la Argentina. Con sólo mirar los datos
contables que presenta el Estado a través de la Cuenta Ahorro Inversión año tras año se
puede observar el escaso o nulo grado de ejecución que tienen centenares de proyectos
que pasan de presupuesto en presupuesto. Uno de los casos es el edificio corporativo del
Correo Argentino.
Algo similar ocurrirá con el proyecto de
construcción de un edificio corporativo para el Correo Central. De acuerdo con el
presupuesto 2014, el Gobierno pagará $ 200.000 en cada uno de los próximos tres años
para una obra que, según los cálculos del presupuesto, saldrá $ 514 millones. Para 2015
se prevé un avance físico de la construcción de 1 por ciento. El 99% restante quedará
para más adelante.
Con la restauración del puente Nicolás
Avellaneda sobre el Riachuelo se da el mismo caso: el 61 por ciento de la obra queda para
después de 2015, así como 42 millones de pesos de 70 millones que se estima que
costará.
Fernanda Reyes, dirigente de la Coalición
Cívica/ARI, es una de las legisladoras que más estudió el mundo de la obra pública,
especialmente los planes de vivienda. "Lamentablemente la obra publica es un mecanismo
más de ajuste del Gobierno. En el presupuesto año a año aparecen miles de obras que ni
siquiera se inician y el resto se tiene manejo discrecional absoluto hacia las provincias
amigas. Esto puede observarse en los Planes Federales de Vivienda, información que
hemos presentado a la Justicia junto a Elisa Carrio. Es muy difícil controlar la ejecución
presupuestaria y física de la obra publica, la información es ínfima, lo que les permite que
el Gobierno tenga no sólo mayor discrecionalidad en la distribución sino también en la
ejecución y determinación sobre qué obras siguen y cuales no. Sigue siendo el gran
negocio del Gobierno al que sólo pueden acceder los amigos. Ahora, además, es una
nueva variable de ajuste", dijo la ex legisladora.
El peso de los subsidios ha sido uno de los
grandes rubros por el cual se amesetó la obra pública. Según el Iaraf, el gasto en obra
pública se ha ubicado sistemáticamente desde el año 2006 por debajo al gasto ejecutado
en subsidios. "Asimismo, la discrepancia entre ambas partidas ha resultado cada vez más
relevante a lo largo del
período que va entre 2006 y 2013.
Concretamente, a partir de 2009 la inversión pública fue perdiendo preponderancia en
relación a las partidas de subsidios; pasó de representar 47 por ciento de aquellos a 31
por ciento en 2013. En el primer bimestre del año, esa relación es de 39 por ciento.
Por Diego Cabot | LA NACION 27
/4/2014
Por todo lo expuesto es que vengo a solicitar
de mis pares la aprobación el presente proyecto.
Firmante | Distrito | Bloque |
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BIANCHI, IVANA MARIA | SAN LUIS | COMPROMISO FEDERAL |
Giro a comisiones en Diputados
Comisión |
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