LEGISLACION GENERAL
Comisión Permanente
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Secretario administrativo DR. TRIANTAFILO GUILLERMO
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PROYECTO DE LEY
Expediente: 5559-D-2019
Sumario: PROHIBASE LA INCLUSION POR PARTE DE LOS PODERES DEL ESTADO, DEL INCENTIVO AL CONSUMO DE BEBIDAS Y ALIMENTOS INDUSTRIALIZADOS ALTOS EN AZUCAR, SODIO O GRASAS PERJUDICIALES PARA LA SALUD.
Fecha: 03/01/2020
Publicado en: Trámite Parlamentario N° 181
Artículo 1.- Prohíbase en todo el territorio nacional la inclusión por parte de los poderes del Estado, en cualquier política pública de incentivo al consumo, de las bebidas azucaradas y los productos alimenticios industrializados altos en azúcar, en sodio o en grasas perjudiciales para la salud (saturadas y trans).
Artículo 2.- Comuníquese al Poder Ejecutivo Nacional.
FUNDAMENTOS
Señor presidente:
El objeto del presente proyecto es prohibir en todo el territorio nacional la inclusión por parte de los poderes del Estado, en cualquier política pública de incentivo al consumo, de las bebidas azucaradas y los productos alimenticios industrializados altos en azúcar, en sodio o en grasas perjudiciales para la salud (saturadas y trans).
La Secretaría de Gobierno de Salud de la Nación publicó en el mes de octubre pasado los datos completos de la 4° Encuesta Nacional de Factores de Riesgo (ENFR), que se realizó en conjunto con el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC).
La encuesta se efectuó en hogares de localidades urbanas de 5000 habitantes y más de todo el país y es una muestra representativa a nivel nacional y provincial, que incluye a la población de 18 años o más. El informe analiza la respuesta de más de 29.000 individuos de todo el país y arroja información sobre los factores de riesgo de las Enfermedades No Transmisibles (ENT) tales como: consumo de tabaco, consumo de alcohol, alimentación inadecuada, actividad física insuficiente, presión arterial elevada, glucemia elevada o diabetes y sobrepeso u obesidad.
La misma arrojó que los factores de riesgo como la mala alimentación y el exceso de peso son más prevalentes en poblaciones de menor nivel socioeconómico y que, por el contrario, las prácticas preventivas y la alimentación adecuada resultan más frecuentes en personas con mayores ingresos.
Además explica que las enfermedades no transmisibles están integradas por las enfermedades crónicas no transmisibles (ECNT) y las lesiones de causa externa. Las ECNT representadas por las enfermedades cardio y cerebrovasculares, el cáncer, la diabetes y las enfermedades respiratorias crónicas, son una epidemia global y constituyen la principal amenaza para la salud humana. Por año fallecen 41 millones de personas por esta causa, lo que equivale al 71% de las muertes que se producen en el mundo.
En nuestro país específicamente, son responsables del 73,4% de las muertes, del 52% de los años de vida perdidos por muerte prematura, y del 76% de los años de vida ajustados por discapacidad, acompañando la tendencia mundial.
A pesar de este escenario desalentador, estas enfermedades son prevenibles en gran medida. Las ECNT comparten los mismos factores de riesgo que explican 3 de cada 4 muertes por las mismas. Entre los cuatro factores de riesgo más importantes se encuentra la alimentación inadecuada, acompañada del consumo de tabaco y la exposición al humo de tabaco ajeno, el consumo nocivo de bebidas alcohólicas y la inactividad física.
En este sentido el informe concluye en que todos ellos responden a comportamientos personales y sociales principalmente adquiridos en la infancia y la adolescencia e influenciados por los entornos en donde vivimos y por la alta disponibilidad y promoción de productos nocivos para la salud como el tabaco, alcohol y alimentos y bebidas no saludables altos en azúcar, grasa y sal.
Los cambios individuales a través de acciones de educación o concientización son importantes pero son insuficientes. Deben ir acompañados de la mejor estrategia para prevenir las ECNT, que es la implementación de políticas poblacionales que regulen los entornos y los productos, a fin de proteger el derecho humano a la salud, con especial énfasis en la protección de niños, niñas y adolescentes y así facilitar la adopción de hábitos saludables.
Por último explicita que la información rigurosa obtenida a través de la encuesta realizada junto al INDEC constituye un aporte para la definición de políticas públicas tendientes a frenar el impacto negativo de los determinantes de la salud en la población argentina.
En datos porcentuales concretos, la encuesta muestra que el 61,6% de los argentinos tiene exceso de peso, en una proporción de 36,2% de personas con sobrepeso y 25,4% con obesidad. Así, los resultados de su cuarta edición reafirmaron la preocupante propensión de los argentinos hacia la obesidad, el sobrepeso, el tabaquismo y la diabetes, entre otras patologías que son, como venimos explicando, responsables de la mayoría de las enfermedades no transmisibles.
En el plano internacional, un estudio realizado por la Organización Panamericana de la Salud (OPS) alertó que en la actualidad nuestro país tiene la segunda tasa más alta de sobrepeso infantil de América Latina y el Caribe, el 9,9% de los menores de cinco años se encuentra por encima de su peso saludable.
Otro dato alarmante es que el 50% de niños en edad escolar consume dos o más bebidas azucaradas por día. Según investigaciones realizadas por el Centro de Estudios sobre Nutrición Infantil (CESNI) -estudios Hidratar 1 y 2-, la principal consecuencia para la salud de la ingesta predominante en la infancia y adolescencia de bebidas e infusiones con azúcar es su posible relación con la obesidad, la diabetes y el síndrome metabólico.
El consumo de bebidas azucaradas se incrementa de manera sostenida, y nuestro país es uno de los principales consumidores a nivel mundial, con un promedio de ciento treinta y siete litros por persona al año, lo cual representa un aporte de trece kilogramos de azúcar. Según un estudio del CESNI, en los hogares de Argentina se incrementó el consumo aparente de gaseosas y jugos en un 70% en los últimos veinte años.
Por el contrario, en relación a las frutas y verduras por ejemplo, se consumen solamente en promedio dos porciones de fruta y verdura por persona de las cinco recomendadas.
En este preocupante marco de falta de hábitos de consumo alimenticio saludables, por ausencia de información o, en muchos casos, por la situación de vulnerabilidad socioeconómica que conlleva a consumir productos económicos que por lo general no tienen alto valor nutritivo, es que entendemos que la mejor manera de, como Estado garante de la calidad de vida de los ciudadanos, debemos propender a una alimentación saludable, con todas las herramientas posibles que estén a nuestro alcance.
Un ejemplo de ello es, lo que ya han realizado otros países como Francia, Finlandia, Hungría y Dinamarca, o un ejemplo más cercano como el de Perú y que trajo muy buenos resultados para poder disminuir el consumo de productos industrializados, como los principales responsables de este exceso de peso en la población: aplicar mayores impuestos, restringir la publicidad o la venta de ciertos productos en ciertos lugares.
En esta misma línea la Organización Mundial de la Salud (OMS), elaboró un documento de recomendación para los países miembros, en el que procura limitar la obesidad en el mundo, instando a las autoridades nacionales a estudiar posibles impuestos a las comidas o bebidas perjudiciales para la salud.
El plan de la OMS, que incluye varias medidas de distinto tipo, urge además a las compañías de alimentos y bebidas a bajar los niveles de sal y azúcar que agregan a sus productos, a sustituir las grasas saturadas por insaturadas, también conocidas como «grasas buenas», o a reducir las porciones.
También insta a las autoridades nacionales a controlar la publicidad de comidas y bebidas perjudiciales para la salud dirigida a niños y niñas, con el fin de reducir la obesidad en la infancia.
Por último, los países miembros de la agencia de salud de la ONU, decidieron el año pasado, adoptar el plan de acción contra enfermedades como las afecciones cardiovasculares, el cáncer o la diabetes crónica.
El plan procura modificar modos de vida considerados perjudiciales, que incluyen fumar, consumir alcohol o comer alimentos que pueden dañar la salud y propiciar enfermedades no contagiosas, con el fin, entre otras cosas, de frenar el alza de la obesidad en el mundo hacia 2020.
“El costo de la inacción supera ampliamente el costo de actuar”, indicó la OMS en su nuevo plan de lucha contra la obesidad y otras causas de enfermedades no contagiosas. Y es que incluso en materia económica y presupuestaria, resulta perjudicial para el Estado incentivar el consumo de alimentos dañinos para la salud porque luego debe hacer frente a las enfermedades no transmisibles de la población desde la salud pública.
En este sentido estamos ampliamente convencidos de que la mejor herramienta para luchar contra la malnutrición es la prevención, la información responsable, la educación y la generación de hábitos beneficiosos como la actividad física y la alimentación saludable.
Como Estado, tenemos la obligación de realizar acciones tendientes a mejorar la salud y la calidad de vida de nuestros ciudadanos, es por ello que consideramos fundamental prohibir la inclusión de bebidas azucaradas y de productos industrializados altos en azúcar, sodio o grasas no saludables en cualquier política pública de incentivo al consumo.
Es por los motivos expuestos, que solicito a mis pares la aprobación de este proyecto de resolución.
Firmante | Distrito | Bloque |
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NAJUL, CLAUDIA | MENDOZA | UCR |
REGIDOR BELLEDONE, ESTELA MERCEDES | CORRIENTES | UCR |
REYES, ROXANA | SANTA CRUZ | UCR |
MARTINEZ, DOLORES | CIUDAD de BUENOS AIRES | UCR |
MATZEN, LORENA | RIO NEGRO | UCR |
ARCE, MARIO HORACIO | FORMOSA | UCR |
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