Expresar su más profunda preocupación por la prohibición, por parte del Ministerio de Seguridad de la Nación, de que los efectivos de la Policía de Seguridad Aeroportuaria porten sus armas reglamentarias las 24 horas.

Señor presidente:

Atento a las medidas adoptadas por el Ministerio de Seguridad de la Nación en el sentido de prohibirles a los efectivos de la Policía de Seguridad Aeroportuaria el uso de sus respectivas armas reglamentarias fuera del horario de servicio, deseamos expresar nuestra más profunda preocupación por la seguridad del personal mencionado fuera de su ámbito laboral, habida cuenta de que si bien la PSA no es una fuerza de seguridad urbana, la delincuencia no hace distingos a la hora de perpetrar sus actos y es bien sabido que si descubren que su víctima es policía, su vida corre un riesgo inminente.

Las razones de tal decisión se basan en que desde que se dispuso la utilización del arma reglamentaria las 24 horas, murieron más policías fuera de servicio que en cumplimiento de él.

Si uno toma los números desde esta óptica, claramente la estadística dice esto. Lo cierto es que al ser la PSA una fuerza que desarrolla su actividad dentro de nuestros aeropuertos, el índice de bajas en actos de servicio es nulo, dado que dicho ámbito se encuentra mucho más acotado para prácticas delictivas que generen el uso de armas letales, debido a la dinámica de seguridad que tienen estos edificios, cuestiones de espacio, áreas restringidas para la circulación, sistemas de video vigilancia, seguridad privada, etc.

Asimismo, las bajas a las que se hace referencia y que originaron esta decisión son suicidios, según lo trascendido por la información periodística, tres efectivos y un familiar que se disparó con un arma reglamentaria.

El crecimiento del índice de suicidio, tanto en la sociedad civil como en las fuerzas de seguridad, no se da solo por el acceso a un arma, sino que intervienen otras motivaciones y procesos más complejos.

No solo en la PSA hubo casos de suicidio de personal. En otras fuerzas federales y otras policías locales también los hubo, y por ello no se les prohibió la portación a la totalidad del personal con estado policial fuera del servicio.

En tal caso, las fuerzas de seguridad deberían prestar más atención a los procesos de selección, capacitación, contención y seguimiento de su personal, tanto en aspectos psicológicos de carácter preventivo como de capacitación respecto de los deberes y obligaciones a los que está sometido su personal, para evitar, por ejemplo, que sus efectivos delincan o pierdan su arma reglamentaria, argumentación utilizada también para respaldar la prohibición de la portación fuera del servicio.

Asimismo, la decisión ministerial pone en riesgo la integridad del personal de la PSA, ya que al existir la obligatoriedad de no portar armas fuera del servicio, pierden la capacidad del poder disuasivo que tienen sus colegas de otras fuerzas al estar armados, y los hace blancos fáciles si fueran identificados por delincuentes al suprimirle la capacidad de defensa ante una agresión con armas letales.

Por lo expuesto, señor Presidente, es que le solicito a esta Honorable Cámara me acompañe con la firma de este proyecto.